Algún día, cuando los años no se digan con un sonrisa, si no
con una mota de tristeza. Cuando nuestras alegrías no ganen en número a las
arrugas de nuestro rostro. Cuando los días pasen tan lentos como la carrera de
una tortuga, nos daremos cuenta del tiempo que hemos perdido.
Antes de que sea tarde, antes de que nuestra inocencia sea
marchitada por el paso de las estaciones, antes de que nuestro rostro sea
marcado por el paso de los años, antes de que nuestra voz quede rota por el
paso de las penas… Antes de que sea tarde, hay que reír con cada historia,
llorar de alegría con un reencuentro,
cantar hasta quedarnos afónicos con una canción que no sepamos su letra…
Hay que besar con amor y pensar con el corazón.
Cada lágrima será una pérdida de tiempo, cada grito de
enfado será una historia sin contar, cada mirada de odio será algo que querrás
olvidar.
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