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Juicio de mentiras
Era una cálida mañana de mayo. El sol entraba por todas las ventanas, grietas y cerraduras que iba encontrando a su paso. Por muy pequeño que fuese el hueco, una pequeña lámina dorada se colaba para ver qué había al otro lado.
Semáforo en rojo I
Era imposible contener las lágrimas. La impotencia de los dos era tan grande que las ventanillas de aquel Opel Corsa parecía que se abombaban. Ya no se entendían. Ella quería consumir su juventud; él ya quería tranquilidad. Ella guardaba en una caja de zapatos todos los sueños que no se habían cumplido; él se conformaba con olvidarlos. Ella despertaba cada mañana con una canción en la cabeza; él, sin embargo, ponía en la radio las noticias.
Una vez, érase
Y cuando ese día despertó, Wendy se dio cuenta de que su camisón ya no era tan infantil como Peter Pan había deseado. Que las hadas se convierten en lágrimas por no tener el poder de conceder deseos, y que los polvos mágicos solo funcionan con sonrisas que hacen volar.
Cuando las cosas no van bien
Como siempre que las cosas no van bien, decido escribir, y llevaba mucho tiempo sin hacerlo con el corazón destrozado; por esta razón, pido perdón por el exceso de sinceridad y por el filtro de lágrimas que derramaré mientras escribo.
Cuando sepas de mi.- Risto Mejide
Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.