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Juicio de mentiras

Era una cálida mañana de mayo. El sol entraba por todas las ventanas, grietas y cerraduras que iba encontrando a su paso. Por muy pequeño que fuese el hueco, una pequeña lámina dorada se colaba para ver qué había al otro lado.

Semáforo en rojo I

Era imposible contener las lágrimas. La impotencia de los dos era tan grande que las ventanillas de aquel Opel Corsa parecía que se abombaban. Ya no se entendían. Ella quería consumir su juventud; él ya quería tranquilidad. Ella guardaba en una caja de zapatos todos los sueños que no se habían cumplido; él se conformaba con olvidarlos. Ella despertaba cada mañana con una canción en la cabeza; él, sin embargo, ponía en la radio las noticias.

Una vez, érase

Y cuando ese día despertó, Wendy se dio cuenta de que su camisón ya no era tan infantil como Peter Pan había deseado. Que las hadas se convierten en lágrimas por no tener el poder de conceder deseos, y que los polvos mágicos solo funcionan con sonrisas que hacen volar.

Cuando las cosas no van bien

Como siempre que las cosas no van bien, decido escribir, y llevaba mucho tiempo sin hacerlo con el corazón destrozado; por esta razón, pido perdón por el exceso de sinceridad y por el filtro de lágrimas que derramaré mientras escribo.

Cuando sepas de mi.- Risto Mejide

Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.

lunes, 16 de marzo de 2015

Y sonríes, y yo...

No sé qué pretendes con esa sonrisa marcada por espuma de esa cerveza fría con la que has brindado con mi caña con limón. No sé si quieres que confíe en ti o qué desconfíe de tus palabras. Primero me abrazas, y luego me pellizcas la espalda.

Intento leer el idioma de tus ojos, que cada vez son más pequeños. No sé si por la cerveza o por el calor del momento. Estudio tus manos, finas pero fuertes, que recorren tu barba y después buscan el aire para hacerlo bailar entre tus dedos.


Y es que yo ya no sé qué hacer… ¿Y si me quedo? ¿A seguir andando por este camino extraño, lleno de luces y sombras, que no sé si acabará en algún claro o me llevará a un acantilado? ¿Y si me voy? ¿Recojo mi bolso del suelo, te mando un beso al aire y cruzo la puerta con una lágrima de maleta? 

Y ahí está, acabas de volver a sonreír... Y le doy un trago largo a mi caña… Sonrió, y decido quedarme en la entrada, para ver disfrazarte de lobo o de oveja.


¿A qué esperas?

¿A qué esperamos? ¿Por qué no vuelves? Te doy miedo, o te das miedo. Si nunca estuvimos juntos no fue por mi, tampoco fue por ti; fue por las pocas ganas que había acumuladas en nuestras mochilas. No teníamos ganas de vivirnos, no había tiempo de querernos.

¿A qué esperas? ¿Por qué no te vas? Si ya no hay ganas, si ya se ha acabado todo. Si no me miras con los ojos lagrimosos, si tus labios ya no pronuncian mi nombre en tus sueños. No esperes que los siempre que pronunciamos, fuesen ciertos. Siempre no es siempre, y nunca pasará nada.


¿A qué esperas? ¿A qué nada cambie? 

martes, 10 de febrero de 2015

La luz de candela.- Mónica Carrillo

3.

He vuelto a fumar. Después de siete años, anoche me encendí un cigarrillo y supe que me había vuelto a enganchar. Esa calada no era igual que la que das con la euforia del momento en una noche de copas o en una boda. Fue premeditado. Lo busqué. Esta vez bajé a la calle, me compré un paquete y me encendí, de nuevo, mi primer cigarro.

Y ahora, estoy aquí, fumándome otro, y mirando la cajetilla. Últimamente los paquetes de tabaco traen unas fotos horribles. En otros tiempos te advertían y listo. Ahora te estampan en la cara un “Fumar mata” y te lo ilustran con una garganta abierta en canal. Prefería la fórmula aquella más sibilina de “Fumar perjudica seriamente a la salud”. Me recordaba al chiste de “Alguien ha matado a alguien”.


Lo que me fastidia es que estas cosas nos las advirtieran únicamente a los fumadores. Claro que fumar mata, y sobre todo mata vivir. El cien por cien de los muertos cuando fallecen, estaban vivos. Luego se confirma: vivir conlleva sus riesgos e incluso te puede acarrear la muerte.
Tú deberías haber llegado a mí con un enorme cartel, como los de esos vendedores de oro de la Puerta del Sol. Un gran cartón colgado de tus hombros en el que me advirtieran a mí y al resto de la humanidad: “Enamorarse de mí perjudica seriamente la salud”.

Lo complicado de todo esto es que, como buen enganche, la parte adictiva tira mucho. Y tú a mí ya me habían enganchado.

Llegabas sin avisar. Y yo nunca decía que no. Nunca.


Me enganché a ti como un bebé al pecho de su madre. Como si mi vida dependiera de la tuya. Tanto es así que dejé de vivir la mía para convertirte a ti en mi protagonista. Y planeaba mis días en función de nuestras citas y, sin darme cuenta, comencé a esperarte en los días en los que no nos veíamos. Un encierro voluntario pero muy tóxico para la salud. Como tú.


jueves, 22 de enero de 2015

Cuando nos queramos dar cuenta...

Cuando nos queramos dar cuenta de que era el momento, ya habrá pasado.
Es igual que cuando, en esas noches de tormenta, te acurrucas en la cama y sueñas despierto, y recuerdas una y otra vez tus propias historias pero cambiando el final, o modificando una parte que no te gusta como quedó... Ralentizando las partes más bonitas, y acelerando las partes más oscuras.

Cuando nos queramos dar cuenta que era el amor lo que nos salvaba, estaremos perdidos.
No hay nadie que no sepa amar; se ama por naturaleza, por instinto. Somos seres racionales que perdemos la razón cuando amamos.

Sabemos querer, eso está claro. Y además, sabemos querer de distintas formas. 
Amamos a quien vela por nosotros en nuestras peores noches, a quien nos levanta el ánimo sin importar la razón por la que estábamos sollozando. También, sabemos amar la belleza física, y nos recreamos en el deseo de poseer ese físico.
Unas veces, amamos sin medidas, volando de la mano de nuestra imaginación. Otras veces, amamos sujetos a la realidad, sabiendo el peligro que se esconde tras ese amor. Pero aún así, amamos.

Cuando nos queramos dar cuenta de que estábamos vivos, estaremos muriendo.
Y será nuestra peor agonía: morir pensando en las cosas que pudieron ser y no fueron.


"Yo se que la voy a ver... y me enamoro, otra vez"


Ahora que solo estamos dormidos, despiértate y hazlas. 


UPSOCL -> 
http://www.upsocl.com/mujer/cuatro-personas-se-declararon-a-sus-amores-platonicos-demasiado-tarde/

lunes, 12 de enero de 2015

El amor es para quien se lo trabaja I.- Carmen Posadas

Hoy, os traigo un artículo publicado por ABC de Carmen Posadas


El amor es para quien se lo trabaja

Desde que el mundo es mundo, la gente intenta comprender ese extraño fenómeno del que Ovidio dio, la que para mí es, una de sus más certeras definiciones. Según él, el amor es un no sé qué que viene no sé por dónde, se va no sé por qué y a veces incluso mata. Ese 'no sé qué' ha hecho, por ejemplo, que los psicólogos se devanen los sesos intentando teorizar sobre él. Sin embargo, hasta finales de los ochenta se interesaban primordialmente por su lado patológico. Es decir, trataban de comprender las razones clínicas por las que algunas personas no eran capaces de amar y otras amaban en exceso sin interesarse por averiguar cómo aman las personas como usted y como yo, la gente normal.


Según el psicólogo Robert J. Sternberg, uno de los primeros en investigar sobre lo que podríamos llamar 'el amor sano', se trata de una relación interpersonal que se caracteriza por tener tres componentes: pasión, es decir, un estado de intenso deseo sexual; afinidad o, como se dice ahora, estar en la misma onda; y, por fin, compromiso, que él define como la intención de las partes de mantener el amor y formalizarlo de alguna manera.

Sobre estos tres vértices se sustenta tal sentimiento, y las diversas combinaciones de dichos elementos dan como resultado siete tipos de amor diferentes, sabiendo que las relaciones que se apoyan en uno o dos de estos vértices son más frágiles que las que se apoyan en los tres.

El primer tipo de amor que describe Sternberg es el encaprichamiento (solo pasión). Se trata del típico flechazo con un intenso deseo sexual. Es muy potente, pero, si no desarrolla alguno de los otros dos pilares (afinidad y/o compromiso), unas veces se extingue y otras se convierte en obsesión. El segundo es el cariño (solo afinidad). Se trata, por ejemplo, del amor que se siente por un amigo con el que uno tiene mucho en común e intenta construir una relación amorosa. Como carece de pasión y de compromiso, o bien evoluciona o suele morir al cabo de unos meses. El amor vacío (solo compromiso) es característico de las uniones de conveniencia o de las parejas que con los años han perdido pasión e intimidad.


Amor romántico: este ya se sostiene sobre dos patas, la pasión y la afinidad, pero, si no busca el compromiso, a la larga también puede languidecer. Amor sociables es el que se apoya en la afinidad y el compromiso. Es típico de matrimonios de muchos años donde la pasión se ha extinguido; funciona, sí, pero solo si uno u otro no se encaprichan de otra persona. El amor fatuo tiene también dos patas, la pasión y el compromiso, pero le falta afinidad -los gustos comunes-, por lo que, si falla la pasión, posiblemente tampoco sobreviva. Y por fin, está el amor consumado, que es el que se sustenta en los tres pilares de los que venimos hablando. Es la situación ideal, la que todos desearíamos alcanzar, una en la que hay pasión, afinidad y también compromiso. Según Sternberg, este amor no es tan difícil de encontrar, lo realmente difícil es mantenerlo.


¿Por qué si a uno le ha tocado el 'gordo de la lotería'? Pues en mi opinión, y ya no es Sternberg quien habla sino la servidora, porque la gente cree que el amor es un rayo que le cae del cielo sin que él o ella tenga nada que ver en el asunto. Piensa -y me incluyo, porque yo también he cometido en tiempos el mismo error- que ese "no sé que que viene no sé por dónde y se va no sé por qué" es tan caprichoso como inexorable. Y es verdad que lo es, pero solo en su comienzo o, mejor dicho, en una de sus tres patas, en el amor pasión, sin que las otras dos se vuelvan inservibles. Sin embargo, a partir de que esta funciona y las otras dos existen o han existido, el amor deja de ser un no sé que inescrutable, para convertirse en un afán. Algo así como el campo. No solo porque hay que cultivarlo, abonarlo y regarlo con perseverancia y mucha paciencia, sino porque, parafraseando un viejo eslogan político, el amor perdurable no es para quien lo posee, es siempre para quien se lo trabaja.

domingo, 4 de enero de 2015

Las 100 mejores películas románticas.- decine21.com

Estaba navegando por este amplio mar que llaman Internet, y me he topado de frente con uno de los mejores regalos de reyes que me podían hacer. 

Yo, que soy romántica hasta endulzar la sal, adoro el sofá y las palomitas sobre todas las cosas, y los domingos sin salir de casa son una bendición divina, he encontrado el paraíso hecho lista numerada.

La página web decine21.com ha publicado una lista con las 100 mejores películas románticas de la historia. Como bien han dicho en la introducción de esta lista:

'El amor está en todas partes, y más si se trata de películas románticas. Confeccionar esta lista no ha sido nada fácil, precisamente porque el amor lo vive cada uno a su manera. Una escena que para algunos podría resultar muy sentimental, a otros les puede fascinar o no afectar lo más mínimo. También puede ocurrir que alguna escena más cerebral o meditada, pueda ser el culmen del amor para un tipo de espectadores. Hay muy diferentes sensibilidades.

Además, por si esto fuera poco, el amor se compagina bien con todos los géneros, de modo que es muy difícil encontrar una película en donde no haya amor. Lo seres humanos lo necesitamos. Esta lista es por eso muy variada, aunque por supuesto abundan sobre todo aquellos filmes directamente románticos, donde el amor es lo primero."

De esta larga lista, solo he visto nueve (¡Qué poco romántica y cinéfila me siento!):
  • 'La Cenicienta': Disney realizó en 1950 una pelicula que cuenta la historia de un cuento de hadas folclórico sobre una niña esclava de su madrastra y hermanastras. Esta película de Disney está inspirada en la versión de Charles Perrault.
  • La Bella y la Bestiaes una película animada producida en 1991 por Walt Disney Feature Animation. Está basada en la versión revisada y abreviada de Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, en la que una joven se enamora de una bestia. Es la primera película animada nominada al Óscar a la mejor película, puesto que en esa época aún no existía la categoría de "la mejor película de animación".
(¡Oh! ¡Qué gran infancia!), 

  • Love Actuallyes una comedia romántica británica de 2003 escrita y dirigida por Richard Curtis. Es la película ideal para los amantes de la navidad y de los milagros navideños y amorosos. 
  • Titanices una película estadounidense dramática-de catástrofe de 1997 dirigida y escrita por James Cameron. La trama, una epopeya romántica, relata la relación de Jack Dawson y Rose DeWitt Bukater, dos jóvenes que se conocen y se enamoran a bordo del transatlántico RMS Titanic en su viaje inaugural desde Inglaterra a Nueva York. Pertenecientes a diferentes clases sociales, intentan salir adelante pese a las adversidades que los separarían de forma definitiva. (Dudo que fuese necesaria esta descripción. ¿Quién no ha oído hablar de Titanic?)
  • Desayuno con diamantes:  es una película estadounidense del género comedia, rodada en 1961. Inspirada en el libro escrito por Truman Capote con el mismo título, el argumento habla sobre un tímido escritor Paul Varjack y Holly Golightly, una aspirante a actriz un tanto extravagante, que se convierten en vecinos y sus vidas da un giro de 180 grados.
  • Ghostes un drama-thriller dramático-fantástico de 1990, escrita por Bruce Joel Rubin y dirigida por Jerry Zucker. Ganó dos Oscar, a la mejor actriz de reparto y al mejor guion original, y fue nominada a otros tres: a la mejor película, a la mejor música y al mejor montaje. La historia de amor que cuenta esta película va "más allá" de cualquier historia, ya que uno de los protagonistas no está muy presente. 
  • Grease:  es una película musical de 1978 ambientada en los años 50, dirigida por Randal Kleiser. Basada en el musical homónimo de 1972 creado por Jim Jacobs y Warren CaseyEl musical cuenta la historia de amor adolescente entre del rebelde Danny Zuko y la inocente Sandy Olsson. Ambos se conocen durante el verano y al despedirse ninguno de los dos piensa en que se vayan a ver de nuevo. Pero se equivocaban.
  • Pretty Womanes una comedia romántica protagonizada por Julia Roberts y Richard Gere. Dirigida por Garry Marshall. Fue estrenada en 1990 en Estados Unidos. Edward Lewis (Richard Gere) es un rico hombre de negocios que viaja a Los Ángeles, donde se aloja en una suite de un lujoso hotel. Una noche se lleva al hotel a una prostituta, Vivian Ward (Julia Roberts), con la idea, en un principio, de que se quede solamente una noche...
  • Lo que el viento se llevoes una de las películas más famosas de la historia del cine. Basada en la novela del mismo título de Margaret Mitchell, su rodaje supuso cambios importantes en la técnica cinematográfica. En el momento de su estreno fue la película más cara que se había rodado, y también de las más galardonadas por haber recibido diez premios Óscars, récord que mantuvo hasta el año 1959. El argumento se basa en que a mediados del siglo XIX. Scarlett O’Hara, una bella joven caprichosa y pasional, vive en una de las grandes mansiones del sur de los Estados Unidos rodeada de esclavos negros y todo tipo de lujos. Lo único que no puede conseguir es a Ashley Wilkes, el hombre del que está enamorada y que, a su vez, está comprometido en matrimonio con su prima, Melanie Hamilton.


Echo de menos en esta lista películas como 'El Diario de Noah', 'Pearl Harbor', 'Un paseo para recordar'... pero, como se suele decir, para gustos los colores.

Os deseo muchos domingos de palomitas, manta, peli y abrazos.


El amor se escribe con H.- elrincóndefloricienta.com


A mí. ¿A mí me vas a hablar de amor? Yo que en un acto de fe perdoné lo imperdonable, me sequé las lágrimas hasta convertirlas en sonrisa y seguí mi camino sin mirar atrás. A mí tú no puedes hablarme de amor, no puedes. Al menos no deberías tener el privilegio de hacerlo. Quizás la vergüenza siempre ha sido una XS en la magnitud de tu conciencia y por eso lo haces.

Deja que sea yo la que te explique qué es el amor. Y si después de leer esto quieres seguir pensando como piensas, de acuerdo. Pero no cuentes conmigo.

El amor es el hoy, no el mañana. Es el ahora, el presente, el instante en que me miras a los ojos (o me tocas el culo). En el amor no hay excusas, ni miramientos. No existen los “luegos” ni los “ya iremos” o “ya haremos”. No valen los pretéritos imperfectos ni la sombra del pasado haciendo eco y mucho ruido en el presente. El amor es quererte, aceptarte. Con tus mil defectos y mil virtudes. Es el equilibrio perfilado entre tú y yo. Entre el espejo y tú. Entre tú y el mundo. El amor son esos cajones vacíos que esperan con ansias llenarse de nuevos recuerdos, de cartas aún por escribir y de fotos de lugares y momentos improvisados. Es la canción del invierno y el abrazo del verano. El amor es el todos los días. Es, el ser mejor persona y hacer todo lo posible sin esfuerzo para que tu pareja sea feliz. No es imposición ni desgana. No es obligación y una hora que determina el aburrido cucú, que siempre marca las seis de la tarde.


El amor no entiende de mentiras, de matices imperfectos o de prosas inconexas. El amor no llega tarde, no se olvida de los cumpleaños ni de tu cita con el dentista .El amor no son segundas oportunidades. Con una ya tienes bastante.

No es un sábado a destiempo ni un “te prometo que lo haré”. El amor no exige de cambios, los cambios ya vienen dados. No es la espera continuada de una transformación pedida a gritos. No es un juego de sábanas de tres. O de cuatro. El amor no es lo que muchas parejas tienen hoy en día. No es un “lo siento, no volverá a pasar”. No es un “no llores más mi amor, te prometo que te compensaré”. ¡No joder! Eso no es amor.
Porque amor se escribe con hache.

El amor es el hecho constante de saber que estás ahí, de que nunca podrías fallarme y si lo haces, yo te perdonaría. Es el hecho constante de mis buenos días y mis buenas noches. Es el respeto, la dedicación y la paciencia. Es el hecho constante del interés. El abrazo sincero y la mirada que nunca me abandona. Es el escudo que me protege de los bichos y bichas (por no llamarlas putas). Es el hecho agradecido de mi dedicación por ti. Es saber darme mi lugar y mi espacio, y de sentirte afortunado por tenerme a tu lado.

El amor es felicidad, no un nudo constante en la garganta. Es el “no te cambio por ninguna” y el querer contar arrugas a tu lado. Es preocupación a veces pero no puede superar nunca las ganas de reír, reír y reír. El amor es ese beso, ese olor, es eso que tú tienes y nadie más. Es el mejor sexo del mundo. Es el estar por encima de la envidia. O por debajo. Da igual, mientras no estés en ella todo irá bien. Es la distensión amena de tu compañía, el secreto que me confesaste mientras dormías y el brazo que me lleva a urgencias cuando no puedo mantenerme en pie. Es el apunte de mis descuidos, mi mejor amigo y mi mejor compañero de vida. De esta vida al menos. De las otras, ya veremos.

Porque ¿sabes qué te digo? Las poesías para los poetas, las promesas para los mentirosos y los hechos para los que de verdad se quieren.



 
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