¿A qué esperamos? ¿Por qué no vuelves? Te doy miedo, o te das
miedo. Si nunca estuvimos juntos no fue por mi, tampoco fue por ti; fue por las
pocas ganas que había acumuladas en nuestras mochilas. No teníamos ganas de
vivirnos, no había tiempo de querernos.
¿A qué esperas? ¿Por qué no te vas? Si ya no hay ganas, si
ya se ha acabado todo. Si no me miras con los ojos lagrimosos, si tus labios ya
no pronuncian mi nombre en tus sueños. No esperes que los siempre que
pronunciamos, fuesen ciertos. Siempre no es siempre, y nunca pasará nada.
0 comentarios:
Publicar un comentario